miércoles, 30 de septiembre de 2009

Alter ego número siete.

Alter
ego.

Por Diego Enríquez Macías

Chan Chan - Buena Vista Social Club

Y vamos de regreso a la pesadez. La música como máxima expresión. La voz del lamento. Esos blues que llevan a los campos de algodón a las afueras de Memphis. Banjos destartalados, armónicas oxidadas y voces aguardentosas llenas de sentimiento puro. Música desgarradora nacida de espíritus maltrechos impregnados de sentimiento, de sentido musical. Y cada pueblo tiene su blues, su folk. El jazz, producto del que se jactan los gringos de ser su género musical puro, su creación original, encuentra su esencia no en la originalidad, sino en la turbia melcocha de la que surge. El jazz es música de revoltura. Mestiza. Y es que a cada pueblo le tocó su mestizaje, y no por ello la cultura está perdida. El sabroso-cadencioso son cubano viene de ritmo africano, de veneración a sus Orishas de la santería, de lamento desde los cañaverales. Nosotros somos lo que somos por la mezcla milenaria de la que resultamos. Aunque ahora, por otro lado, la música es forma de expresión artística. Y el arte, para serlo, debe sujetarse a ciertos cánones. Y al no hacerlo, discúlpenme mis odiados reggaetoneros, estamos degenerando el arte. O simplemente haciendo una tarugada que no puede llamarse arte.

Un primo hace unos meses se fue de paseo a La Habana, por segunda ocasión en su vida después de no sé cuántos años. Encontró con horror que en “la casa de la música”, rincón de La Habana en que por definición se encontrarían mojitos y buen son cubano, encontró el escenario de los músicos sustituido por una grotesca caricatura de intérpretes cubanos, armados de percusiones, guitarras y tres cubano. Todos ellos interpretando ni más ni menos que reggaeton. Una imagen así de cruda es desgarradora. ¿A dónde diablos vamos? Y es que en verdad me enferma. Una estampa de la rica cultura de los huicholes reducida a algo llamado “huichol musical” interpretando el hit de película del tan aclamado nuevo cine mexicano “quiero que me quieras”, con todo y un horrible solo de violín. ¿Qué sigue? ¿Una banda de vientos mixe interpretando algo de Michael Jackson? No me sorprendería en lo absoluto. Y es que en verdad parece que hoy los cánones de la música se han reescrito tácitamente al grado de que hacer música ahora significa aniquilar lo que ello implica. Así nomás sin ton ni son.


Este es mi blues del día de hoy. Mi lamento. Aunque no todo está podrido del todo, ni yo soy tan amargado como a veces me gusta sonar. También es reconfortante encontrar que existen músicos verdaderos que se preocupan por llevar al mundo la esencia de su música. Ejemplos veremos en el cervantino. Viene, por mencionar a alguien, el grandísimo Paquito D`Rivera, otro de los grandes dioses de aquella pequeña iglesia que existe en mi cabeza. Suerte que ya hubo en otros tiempos santos de esa iglesia mía. Y con suerte que todavía existen unos cuantos y existirán otros pocos que llegaran a redimir los pecados de los reggaetoneros.

5 comentarios:

  1. En youtube hay un video de una agrupación mariachi interpretando "Beat it", de Michael Jackson.

    Y creo yo que no tiene mucho caso quejarse por el desmedro en el arte musical (yo también me quejo, pero ya qué ñongue); lo que se puede hacer es apreciar lo bueno que hubo y encontrar lo bueno que se haga, aunque no abunde. Es trabajo de, que quiera, creo, rescatarle.

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  2. Jaja. Sí lo he visto. Por eso lo de la banda mixe.

    Y sí. Es como los típicos cinéfilos ultras que se la pasan renegando, por citar un ejemplo, de que Los Infiltrados de Scorsese es un vil refrito que nunca se tuvo que haber hecho, que es casi una blasfemia. Y pos si ahí está la original, pos que los seguidores que nomás vean esa. Pero en fin, de algo hay que quejarse en esta vida.

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  3. No puedo pasar sin dejar comentario. ¿Sabes qué es lo único bueno de la música mierda? Que así resulta más fácil valorar la calidad musical y hacer el proceso del embudo...

    Por cierto, estoy totalmente a favor de que te quejes ja, ja, así no me siento la única que lo hace.

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  4. De algo hay que quejarnos en la vida. Si no qué aburrido.

    Jaja.

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