jueves, 17 de septiembre de 2009

Alter ego número cinco

Alter

ego.

Por Diego Enríquez Macías

Girl, you’ll be a woman soon – Urge Overkill


Y volviendo al tema. La música en el cine. No es que una película necesite imperativamente música original impactante para sellar en las mentes de los que la ven, lo que yo digo, la huella de la obra, una marca de identidad. Que si bien, como ya decía desde la primera parte de esto de los soundtracks, la elección de un gran compositor en la mayoría de las veces significa un gran soundtrack que sella la obra cinemátográfica, de tal forma que crea una simbiosis entre lo músico-auditivo y lo visual. Un ejemplo de ello es Martin Scorsese, uno de los grandísimos dioses de esa pequeña iglesia que existe en mi cabeza. Al realizar una de sus magnas, Taxi Driver, según él mismo expresó, no pudo mentalizar la película sin música de Hermann. O escribía él la música o no habría película. ¿Y el resultado? Unas trompetas vibrantes mientras a cuadro aparece un clásico yellow cab neoyorkino atravesando la niebla, matizándolo con toques jazz con saxofón cuya melodía trae a la mente el clasiquísimo standard de cachete a cachete “stella by starlight”. Y vuelve a la estridencia de los metales vibrando cuando el taxi de Bickle es apedreado por los negros pandilleros de esquina en aquélla negra esquina del negro Harlem. Y dale con Scorsese. Volteando de cara a la utilización de música conocida ya existente en una película, no podría separar a Robert DeNiro tirándole el can a Sharon Stone escuchando de fondo un aguardientoso B.B. King y su grandísima “The thrill is gone” en el restaurant del Tangiers, o la matazón al más puro estilo gangsteril de la costa oeste escuchando “The house of the rising sun”, con The Doors, todo esto en la magistral (así de mamila el adjetivo) Casino. Ni qué decir de Los Infiltrados. No puedo separar ya de mi mente el cachondeo de DiCaprio con la flaca psiquiatra novia de las ratas poniéndole al ritmo de “Comfortably numb” de los mitos anciano-contemporáneo otrora rocksatrs Pink Floyd. Tomando ésto de la música no hecha para el cine, pero que no queda de mejor modo si no es inserta en la película, debo referenciar (y de una vez, reverenciar), a Quentin Tarantino. Él es un gran defensor de la utilización de música conocida en el soundtrack de una película. Identifico sin duda a Pulp Fiction por el baile en la casa del jefe con Travolta (dejando de lado la imagen suya de bailes y canciones cursis de películas de colegialas, sin ofender a los admiradores de Grease), con Uma Thurman, novia del jefe, al ritmo de “Girl, you’ll be a woman soon”. Algo tiene esa secuencia.

Y como ven, esto de la música y el cine algo me da de qué hablar. Y les haya gustado o no (espero que sí), si están leyendo hasta aquí es porque ya leyeron lo anterior, y con un poco de suerte me seguirán leyendo. Y con un poco más de mala suerte, seguiré escribiendo de estas nimiedades y frivolidades que no merecen la atención de mis lectores (que de nuevo, espero que los haya). “Seré breve. Gracias”

2 comentarios:

  1. írelo!! ya me chuté todas las entradas jojo, nomás esperaba leer una, pero bueeeno... seguiré leyendo lo que postees mientras no tenga vida social (o sea que alcanzas a escribir dos, tres, libritos jaja).

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