miércoles, 21 de octubre de 2009

Alter ego número nueve.

Alter
ego.


Por Diego Enríquez Macías


Panamericana – Paquito D’Rivera

Después de más de una hora de espera, cuando encendieron las luces del escenario y apareció la big band, hasta me olvidé de lo entumido de mis nalgas posadas en la escalinata de la Alhóndiga. Sentí algo desde las entrañas cuando empezaron a tocar la zinco big band. Pero cuando salió al escenario El Señor, el enviado, el profeta Paquito D’Rivera, se me fue el aliento. Se me salió el alma, esa misma que creía ya la había vendido al diablo tiempo atrás, pero no, ese domingo dieciocho de octubre se la regalé a Paquito. Hasta corrieron unas cuantas lágrimas, que no pude y ni quise contener. Casi pude ver el alma de Paquito salir de la campana de su alto. Hay tanto de él en sus notas, hay tanto de Cuba, de los latinos, de todas nuestras almas fundidas. Hay tanto de Parker en sus improvisaciones. Es otro Bird. Podían escucharse las almas de Dizzy Gillespie, de Chano Pozo, de Chico O’Farrill, de Mario Bauzá, de Chucho Valdés, de Benny Goodman. De africanos, de guajiros, de algodoneros, de criollos de Nueva Orleáns. Tanto de nosotros, de nuestro sentimiento. En ese concierto sentí la esencia de la música de una forma que pocas veces había sentido. Sentí un estremecimiento, como me inundaba de algo que muy difícilmente podré explicar en estas líneas. Por esos momentos sentí que todo, absolutamente todo en la vida, en mi vida, tiene sentido. Que si existe algo sagrado en esta vida, es la música. No necesité entenderla, simplemente la sentí, como pocas cosas se pueden sentir. Me quedé con una sensación que nunca se irá de mí.

La música no se puede explicar. O toca o no tu alma. Jack Kerouac, en “On The Road”, a través de la mirada de Neal Cassady y su catarsis vivida a través de la escucha de un solo de jazz, en que el jazzista se conecta y desconecta de este mundo desnudando su esencia.
Habla de un jazzista, del sentimiento en su interpretación, de ese diálogo espiritual: “…En algún momento en medio del tema lo tiene... todos levantan la vista y se dan cuenta; le escuchan; él acelera y sigue. El tiempo se detiene. Llena el espacio vacío con la sustancia de nuestras vidas, confesiones de sus entrañas, recuerdos de ideas, refundiciones de antiguos sonidos. Tiene que tocar cruzando puentes y volviendo, y lo hace con tan infinito sentimiento, con tan profunda expresión del alma a través del momento que todo el mundo sabe que lo que importa no es el tema, sino lo que tiene…”

¿Y qué es la música, el arte? Es una muestra de todo aquello que nos hace humanos. Es la más pura muestra de la capacidad que tenemos, o que tienen ciertos ejemplares iluminados, de dejar huella. De, por más cursi que suene esto, exponer nuestra alma, nuestro sentimiento. Paquito D’Rivera es un artista en todo sentido. Es un ser humano en todo lo que ello debe significar. Está más allá de mi comprensión. Simplemente debe funcionar en otro nivel en el que la mayoría de nosotros no podemos siquiera soñar en alcanzar. Es de esos iluminados que vienen a irradiarnos de ese algo una vez cada no sé cuántos años.


No sé si a todos, la música nos inspire las mismas sensaciones. No sé si a todos nos lleve a cruzar esos puentes, a explorar nuestras almas, a dejar que éstas se recompongan y vomitar algo nuevo. A ir por la vida buscando conexiones, inspirarnos en esas almas que se escapan de esos saxofones, contrabajos, pianos, trompetas…

2 comentarios:

  1. Lo recuerdo perfectamente. Yo me ocupaba de mis tareas mundanas cuando comenzó la indescriptible música (cuya magnífica sonoridad se extendía hasta mi cueva de forma bastante audible)... ¿pero qué más puedo decir si usted ya lo ha dicho todo?

    "Sentí un estremecimiento, como me inundaba de algo que muy difícilmente podré explicar en estas líneas."

    ResponderEliminar
  2. Así es esto de la música. Y espero no sonar muy pretencioso al querer escribir sobre ella. Y si sueno pretencioso, ¿qué diablos?. Para eso me ayudo de grandes como Kerouac: "Llena el espacio vacío con la sustancia de nuestras vidas, confesiones de nuestras entrañas, recuerdos de ideas, refundiciones de antiguos sonidos. Tiene que tocar cruzando puentes y volviendo, y lo hace con tan profundo sentimiento, con tan profunda expresión del alma..."


    Muchas gracias por comentar.

    ResponderEliminar