miércoles, 4 de noviembre de 2009

Alter ego número once.

Alter

ego.

Por Diego Enríquez Macías

Fables of Faubus – Charles Mingus

En contraposición al muy alegre mood del que gozaba la semana pasada, en que hasta me aventé una oda al dios Charlie Parker, hoy, momento en que escribo esto, amanecí con asco. No mi simple asco de rutina hacia el reggaetón y la música basura o las comedias románticas gringas. Hoy me siento asqueado por nuestra gloriosa clase política mexicana. Ahora resulta que si quiero pistear, fumar, tragar o meterme a internet a hacerme tarugo en el feisbuc, habrá que pagar aún más impuestos. Me enferma. A cualquiera, creo. Nuestros diputados, bajo la bandera mesiánica de ser los enviados para salvarnos de la crisis económica mundial (también conocida como “el catarrito del gordito”), se las han agenciado para ponernos nuevamente en veinte uñas. Y es que, aunque la chingada niegue categóricamente su maternidad, nuestros diputados son todo eso y más. Eso sí, estúpidos no son, por más que se empeñen en hacernos creer eso. Y vaya que les sale bien la actuación. Todo está calculado, como siempre, para que el dinero vaya a los mismos bolsillos.

Habrá quiénes digan que nuestros gobernantes están locos. Pero no. Tal vez si lo estuvieran harían cosas buenas.

"Las únicas personas para mí son las que están locas, locas por vivir, locas por hablar, locas por ser salvadas, deseosas de tener todo a la vez, las que jamás bostezan ni dicen cosas intrascendentes, sino que arden, arden, arden como esas fabulosas velas romanas que explotan como arañas entre las estrellas para dejar una luz azul central, que al explotar hace que todo el mundo quede boquiabierto y exclame ¡Ahh!".

Eso es un loco para nuestro ya infalible en la presente columna, Jack Kerouac.

Han sido esos locos los que han logrado permanecer entre nosotros. Un loco, en aquel entonces, fue a la hoguera argumentando que la tierra giraba alrededor del sol. Otro loco que aún recordamos en índice de Kegel, a los cuatro años ya tocaba el clavicordio y nos legó unos chingocientos de composiciones. Otro loco heroinómano cambió la aguja y la cuchara por extenuantes sesiones de ensayo de más de diez horas diarias, y nos dejó su arte, su música, tan espiritual que lograba en un solo de sax de cinco minutos una conexión con su (nuestra) esencia más profunda que la alcanzada por un obispo con no sé cuántos años de oficiar misa a diario.

Ya quisieran Fox, Díaz Ordaz, Echeverría, etcétera y etcétera estar enumerados en una lista de locos o idiotas como ésta, cuando su único logro en vida fue el hecho de pasar de la gloria a la ignominia en menos de lo que termina un sexenio. No cualquiera.

Y ya que ando ebrio de locura y estupidez, ¿qué tal si la clase política fuera ocupada por artistas? Pienso yo, que en la elevada capacidad mental y sensibilidad de las personas entregadas al arte, estando ellas, locas por vivir, locas por hablar, locas por ser salvadas, deseosas de tener todo a la vez, estaríamos todos nosotros en mejores condiciones de vida.

¡Qué viva la estupidez de la utopía!

***

“Parece que el pajarito mandón más conocido por Dios sopló en el flanco del primer hombre para animarlo y darle espíritu. Si en vez del pajarito mandón hubiera estado Louis (Armstrong) para soplar, el hombre habría salido mucho mejor”

-Julio Cortázar



Post Scriptum. ¿Por qué "Fables of Faubus - Charles Mingus"? Es una canción, que estuvo vetada por un buen rato, al ser escrita por Mingus como una protesta contra Orval Faubus, quien fuera gobernador de Arkansas, allá en el gabacho, en el año de 1957, cuando haciendo uso de la guardia nacional, impidió el acceso a la jáiscul a un grupo de estudiantes negros de Little Rock.

Oh, Lord, don't let 'em shoot us!
Oh, Lord, don't let 'em stab us!
Oh, Lord, don't let 'em tar and feather us!
Oh, Lord, no more swastikas!
Oh, Lord, no more Ku Klux Klan!

Explicado esto de la protesta en contra de los que detentan el poder, ya se contextualiza mejor la canción con la columna de hoy.



1 comentario:

  1. Hola, mi nombre es Lorena y... también estoy ebria de locura y estupidez (Hoolaaa Lorenaa). Ja, ja.. disculpa el tono que traigo, no soy yo.

    Pero disfruté la lectura para ubicarme una vez más en la infame realidad... oye y me quedé pensando: neta qué bien les sale a nuestros "representantes" el numerito de jugarle al idiota, ¿no?

    Bueno pero volviendo a la deliciosa utopía que te aventaste (mmm utopía jaja otra vez), chale.. creo que más de alguno ya lo habíamos saboreado, ¿no? aunque, sabes, al final creo que no sería tan diferente... el hombre (especie, no género) es egoísta y hedonista por naturaleza.

    *Sirvió de mucho el referente de la canción.

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